En 422 páginas la Contraloría General de la República entregó su investigación sobre la crisis de Hidroituango y señaló a Empresas Públicas de Medellín y la Agencia Nacional de Licencias Ambientales como culpables de la cadena de “errores y desaciertos” que llevaron a la problemática que vive la gigantesca obra.
El señalamiento de la Contraloría no es solo para el gerente actual, Jorge Londoño de la Cuesta, sino también para los anteriores de EPM, quienes aceleraron el proceso, cambiaron la obra y la licencia ambiental, en doce oportunidades, y privilegiaron la construcción de la hidroeléctrica sobre las necesidades de las comunidades cercanas.
Incluso la Contraloría plantea que EPM no tiene control del proyecto y que por eso fue necesaria la intervención el gobierno central, aunque esta no se ha visto y solo Antioquia respondió con sus recursos para tratar de superar la crisis.
“Lamentablemente no se aprende de las experiencias y de los errores. Se observa que todo aquello evidenciado en el proceso de licenciamiento y desarrollo del proyecto de la hidroeléctrica de El Quimbo, volvió a repetirse en este proyecto de Hidroituango con mayores agravantes los que hoy ha suscitado este segundo proyecto, pues viene generando graves problemas para las poblaciones y para el ambiente sin el control requerido por parte de los dueños del proyecto, razón por la que tuvo que intervenir el Gobierno Nacional a raíz de la emergencia”, dice la Contraloría en su dictamen.
El informe también critica a la ANLA por otorgar licencia ambiental y por los doce cambios posteriores en ella, a pesar de construir la obra en una zona con 11 fallas geológicas, todas activas, y la carencia de un plan alterno para superar una eventual crisis y la pérdida de control de EPM del proyecto. “No tuvo acciones inmediatas tendientes a la atención de los habitantes de las poblaciones aguas abajo del Río Cauca, afectadas por el flujo de agua del Río Cauca, que en forma descontrolada afecto siete municipios, ocasionando la evacuación de miles de personas…”
Y también los errores de la gerencia actual al cerrar dos túneles de desvió y la construcción de un tercero que no aparecía en el proyecto inicial. “Aún no se tienen establecidas las causas que conllevaron al colapso de este nuevo túnel. El cúmulo de fallas en los estudios, diseños y en las obras del sistema de túneles de desviación, así como en las desacertadas decisiones por parte de los involucrados, posibilitaron la ocurrencia del desastre de hace tres meses, del que continúan sus efectos”, agrega el informe.