La ambición, de dinero, o el hacer su voluntad contra cualquier otra idea, habría llevado a que Daniel Quintero dejara matar a cerca de 500 mil personas que habitan las poblaciones aguas abajo de Hidroituango, según se concluye de la lectura de las 420 páginas del Estudio Pöyry.

Este informe permanecía oculto, aparentemente,  porque desmiente a Quintero en su idea de cambiar los contratistas de Hidroituango y frenar el avance de la obra.

Esos cambios para Pöyry (subsidiaria de la firma europea AFRY) eran peligrosos ante la necesidad de evitar un eventual colapso de la presa y salvar la vida de los habitantes de 25 poblaciones que están aguas abajo de la represa y que tendrían pocas oportunidades de vivir ante el “Tsunami” generado por las aguas.

“… la única forma de reducir el peligro asociado al vertedero es poner las unidades en operación lo más pronto posible permitiendo tiempos de intervenciones más largos. Por consecuencia se tiene que tomar todas las medidas posibles para poder empezar con la operación de las unidades lo más pronto posible. En este sentido es vital e indispensable de evitar cualquier circunstancia (legal, contractual, fiscal o constructiva) que frena o inhibe el avance de los trabajos en la casa de máquinas, así como en las conducciones asociadas”, dice el informe.

Aun así Daniel Quintero, a quien en Medellín llaman “el nuevo samuel moreno”, insistía todo el fin de año en el cambio de constructores de Hidroituango.

Incluso, invitó a cerca de 30 firmas extranjeras a visitar la obra, sin importarle que su decisión matara a 500 mil personas.

“…Se debe evitar el cambio de los actores principales en este proyecto. Significaría importantes retrasos (mínimo 1 año)”, dice el informe internacional

¿Cuántas personas puede morir por Hidroituango?

El resumen de los hallazgos críticos y el desastre total de la obra “…podrían potencialmente resultar en una rotura de la presa, la cual sería un evento catastrófico que se debe evitar de todas maneras…Tal escenario catastrófico afectaría no solamente el tramo del río Cauca entre la presa y Nechí, sino potencialmente hasta la confluencia con el río Magdalena, poniendo en peligro una gran cantidad de centros poblados ubicados en la Llanura del Caribe”, señala el Estudio Pöyry.

A pesar de todas las advertencias, Daniel Quintero, por ambición o por testarudez, siguió con su idea y anunció a través de su subalterno, Jorge Carrillo, que se abriría una licitación internacional, la cual en redes sociales se consideraba sospechosa y más influida, según las redes, por temas económicos y de coimas, que por necesidades de la obra.

En total, cerca de 500 mil personas iban morir por esa decisión, ante un eventual desastre en la presa de Hidroituango.

Según el estudio Pöyry 25 poblaciones, en cuatro departamentos, serían “arrasadas” con una ola o “tsunami” que generarían las aguas de Hidroituango.

La “ola” sería tan fuerte y gigante que solo pararía cuando la creciente del río Cauca cayera a las aguas del Río Magdalena

En Antioquia las principales poblaciones arrasadas serían:

Caucasia (con 90.213 habitantes), Cáceres (población 28.996 personas), Nechí (25.790 habitantes), Puerto Valdivia (13.801 personas) y Tarazá (población de 42.964 habitantes).

Entre las otras grandes poblaciones, fuera de Antioquia, sobresale Magangué (con 128.003 habitantes), que también sería destruida.

Las otras poblaciones arrasadas serían caseríos y pequeños pueblos cercanos.

Pero esas vidas no importaban para el ambicioso alcalde de Medellín, hasta que una decisión del presidente de la república y la firma internacional Mapfre, le acabó el negocio, o el discurso, a Daniel Quintero.

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