Gardeazábal y los mocosos llevan a pensar en quienes tomaron la decisión de “enclaustrar” a los mayores de 70 años, por el momento indefinidamente, sin permitirles salir de sus hogares en esta época de pandemia.
Esta es la generación de los mocosos que están “convencidos que ellos no tienen por qué pagar por el exceso de años de vida de una generación privilegiada de vejetes”
Gardeazábal y los mocosos en www.rutanoticias.co :
“Bien lo dijo el exministro Rudolf Hommes al promover la formación de un partido político con todos los viejos que hayan sido estigmatizados con la pérdida de su libertad apelando a una dictatorial protección.
Estamos bajo el gobierno de los mocosos. Con esa calificación, tan en moda cuando Hommes era un niño, se mostraba la falta de adultez y el infantilismo de quienes se creían grandes cuando ni siquiera se sabían limpiar los mocos.
Por supuesto era en la época en que se usaba pañuelo. Y no exagera el exministro de Hacienda. El país asustado se resignó a toda la cascada de ordenamientos emitidos por el gobernante y sus asesores fantasmas.
Como por alguna razón que sicológicamente debe tener un trasfondo en la personalidad del primer mandatario, el gobierno de los mocosos prefirió hacer tabla rasa y considerar que los límites de edad eran suficientes para ser justos y equitativos en las determinaciones y restringió a sus domicilios a quienes fuésemos mayores de 70 años.
Por supuesto la medida no es original de quien la tomó. El 15 de abril del 2012, cuando Alejandro Gaviria era columnista de El Espectador dijo haber encontrado olvidado en la silla de un aeropuerto los documentos que revelaban cómo resolver la crisis fiscal del primer mundo.
¿Por qué Gardeazábal y los mocosos crea desequilibrio fiscal?
Según esos papeles, el riesgo de envejecimiento es la principal razón para el desequilibrio fiscal del mundo. El hecho de que los viejos, por los adelantos médicos, por el régimen de pensiones y por la responsabilidad cultural que adquirieron vivamos unos años más le sale muy caro al mundo.
Al punto que el costo de sostener con vida a tanto viejo le podía resultar en 2012, hace 8 años, un gran pedazo de su PIB. Para solucionar el hueco fiscal deberían tomarse unas medidas que compararían beneficios y costos hasta el extremo que se recomendaba suprimir los tratamientos oncológicos para las personas mayores de 70 años y que las llegadas a los 80 deberían vivir por su cuenta y riesgo.
Esas y otras medidas igualmente crueles se abrieron campo entre la generación de los mocosos convencidos que ellos no tienen por qué pagar por el exceso de años de vida de una generación privilegiada de vejetes.
De allí, entonces, se impuso la inhumana manera de negar el ingreso a una UCI a los ancianos y el de darles un tratamiento de perros rabiosos y desobedientes a todos los viejitos estigmatizándonos como “abuelitos” y señalándonos como incapaces de saber tomar decisiones sobre nuestras vida.
Lo grave es que pese a esa evidente línea desalmada de actuación contra los viejos, los fanáticos del régimen de los mocosos se tragan el cuento que el confinamiento y el menosprecio y la pérdida de la libertad de los mayores de 70 se hace para protegernos y no para desecharnos, como en realidad está pasando y lo proponía modestamente en 2012 el exministro Gaviria hoy rector de los Andes.