Granada vivió, como casi ningún otro pueblo de Antioquia, la violencia paramilitar, guerrillera, del ELN y de las FARC, y del Estado, según el recuento de Gustavo Alvarez Gardeazábal en El Jodario.

En Granada, 9.800 de sus 19.500 habitantes fueron desplazados, en medio de 36 masacres, secuestros y tomas del pueblo, que dejaron 400 víctimas reconocidas y 128 desaparecidos, según un censo oficial.

Esa historia es la que Gardeazábal reconstruye en El Jodario, su columna para Ruta Noticias:

“Un pueblo del oriente antioqueño, Granada, fue el epicentro, en su casco urbano y en sus veredas, de un cruento período de las guerras que el país ha vivido en los últimos años. Allá se dieron cita las Farc y los Elenos. Los Paras y el Ejército y la Policía. Primero unos, después los otros y en muchos momentos todos en conjunto.

Allá usaron los retenes nefastos para hacer bajar de los buses escalera a los que creían traidores o ayudantes de los grupos contrarios. Allá se dieron los fusilamientos delante de los otros civiles.

Allá, en Granada, dejaron los muertos tirados a la vera del camino o medio enterrados para que nadie les diera la tan mentada cristiana sepultura. Allá, en Granada, Antioquia, se dieron por miles los desplazados y las viudas y los huérfanos. Por sus breñas rodaron muchos campesinos que tenían obligación de abrirle la puerta o sacrificar las gallinas para darles de comer a los guerrillos o a los paras o al ejército y por hacerlo, fueron condenados a morirse o huir.

Desde el salón del nunca más.

Pero allá, también, estallaron los carros bombas que alguna de las guerras registraron en las grandes ciudades. Y como Granada era tan pequeña, y sigue siendo más pequeña aún, el estruendo de esos estallidos les desbarató la estructura ósea  y los hizo salir en estampida…

Todo eso y mucho más se vivió en estas guerras en Granada y aunque fue la misma historia de muchos pueblos, pero engrandecida en crueldad y sevicia, se nos está olvidando.

Para que no suceda, un granadino sobreviviente, que sigue aun habitando esas calles que un día los estallidos pretendieron hacer desaparecer para siempre, ha escrito un libro impactante y atronador: “Desde el Salón del Nunca Más”.

 Aquí no hay novela ni narraciones ordenadas. Están acumuladas a modo de crónicas las trascripciones que con devoción patriótica Hugo de Jesús Tamayo Gómez hizo de los relatos sobrevivientes   y que este domingo presenta a las 5 y 30 pm como cierre de la Feria del Libro de Cali, en el auditorio Cali Lee.

Aplaudirlo y acompañarlo es un deber con ese sufrido pueblo paisa.
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