Gustavo Alvarez Gardeazábal llegó al cuarto mes de encierro por la pandemia del coronavirus, que él narra en sus “Crónicas del Enchuspado”.

En una de la semana anterior, criticó la forma en que la FLA evadía convertirse en empresa industrial y comercial del Estado, solo para saber pocos días después que la Gobernación presentaría un proyecto de acuerdo para transforma la empresa.

Los “enchuspados” sirven, dice Gustavo Alvarez Gardeazábal:

“Este oficio de comentar diariamente la realidad nacional desde la triste posición de un anciano de 75 años enchuspado por orden gubernamental, ocasiona demasiadas respuestas, y de muy diverso tipo, aunque no son muchos quienes la reciben por whatsApp o la oyen en youtube o en spreaker o la leen en Facebook, en juanpaz.net  o en las ediciones diarias de Occidente y Revista Público.com que las recogen generosamente.

Como estoy convencido que mi oficio es solo el de ser comentarista pues ya la vida que he recorrido ha sido demasiado intensa y tal vez desproporcionadamente larga para pretender otra cúspide, acepto todas las respuestas.

Muchas de ellas me hacen sentir como si estuviera viviendo en las páginas de mis novelas que narraron las formas en que comenzaba la violencia en Colombia. El fanatismo todavía se sobrepone a la razón y aunque se demuestre la equivocación, el colombiano común prefiere agredir a un anciano contestatario antes que razonar sobre la experiencia.

Pero hay otras que a más de satisfacernos en la poca vanidad que pueda todavía albergar un vejete como yo, me convencen que estos enchuspados a veces sirven y que mi labor en pro de un país capaz hasta de devolverse sobre sí mismo, da resultados.

¿Qué merecen los bebedores de ron y aguardiente?

Hace unas semanas, en mi enchuspado # 95 me atreví a describir la situación de la FLA, la poderosa Fábrica de Licores de Antioquia y la intención truculenta de la antigua clase política paisa representada en el Congreso, de no acogerse a la norma de convertirla en una empresa industrial y comercial del estado como manda desde hace 20 años la ley, sacándole evidente ventaja a las licoreras de otros departamentos.

Parece que mi enchuspado de aquél día lo leyeron correctamente y quienes saben que Antioquia no puede seguir siendo líder si no se desmonta de la vieja mula de los marrulleros, debieron haber dialogado con el gobernador Gaviria y con su encargado el señor Suárez y ayer me hicieron llegar copia del proyecto de ordenanza presentado a la Asamblea de Antioquia para dar facultades al gobernador y convertir a la FLA en poderosa empresa del departamento pero independiente del aparato gubernamental de la región.

Para quienes pensamos que el futuro de este país debe buscarse ajustando las cargas y eliminando envidias, ventajas y trampas jurídicas que solo siembran la venganza y no el verdadero progreso, la noticia no puede ser más esperanzadora.

Ojalá la ordenanza salga pronto adelante y la FLA sea algo así como una EPM pero departamental y dedicada a la fabricación y distribución de licores. Antioquia y los bebedores de ron y aguardiente antioqueños se lo merecen».