Jenaro Pérez Gutiérrez pasó de controlar siete mil empleados, 14 mil socios de Colanta y 23 plantas industriales a ser manejado por dos enfermeras que se turnaban todos los días para acompañar al hombre que transformó el cooperativismo en Colombia y convirtió una quebrada empresa en el emporio lechero más grande de Hispanoamérica.

Nacido en Entrerríos y familiar de Francisco de Paula Pérez, socio fundador de El Colombiano, Jenaro Pérez Gutiérrez casi se queda como un agricultor más de Antioquia, cuando se vio alcanzado económicamente para continuar sus estudios de bachiller.

Una beca que le consiguió un familiar lo llevaría trasladarse a Marinilla, donde culminó sus estudios.

De allí salió para prestar su servicio militar y posteriormente entrar a la Universidad Nacional.

Su pasión por el campo lo llevarían a ganarse una beca para la Universidad de North Wales (en Gran Bretaña), donde haría un máster en nutrición animal.

Al regresar al país, recibió el encargo de Diego Calle Retrepo de ser secretario de agricultura de Antioquia.

Posteriormente le pidieron que se vinculara a Cooleche, una cooperativa lechera.

No era fácil, la empresa vivía su segunda quiebra consecutiva y escasamente sobrevivía con la venta de salvado, vacunas y medicinas para el ganado.

Con lo vivido en Gran Bretaña, entendió que el foco de la Cooperativa debía ser la lechería y su complemento la venta de insumos.

En esos momentos, Proleche, del entonces Sindicato Antioqueño, controlaba todo.

A la vez que definía el precio de compra de la leche a los campesinos, presionaba al gobierno para que le permitiera fijar el precio final de venta.

Como también el importar leche en polvo, echarle agua y venderla como leche fresca en toda Colombia.

¿Qué fue Jenaro Pérez Gutiérrez para Colanta?

Con los 65 lecheros que le creyeron, Jenaro Pérez Gutiérrez empezó la cadena completa.

Primero, le cambió el nombre a la empresa, para evitarse una demanda de Coolechera, una empresa que ya existía en la costa caribe.

Después, determinó comprar la leche sólo a los socios, a quienes entregaba insumos y medicinas y posteriormente les vendía el producto terminado.

Y las ganancias de ese entonces, quedaban nuevamente en manos de los socios de la cooperativa.

La primera venta, de tres mil litros de leche, demostró que Colanta era posible y de ahí en adelante no paró de crecer.

Mientras que sus rivales, de empresarios paisas, (Proleche, Pakita y San Martín) perdían el mercado para luego desaparecer.

Amigo de sus amigos, impulsó campañas políticas que posteriormente le ayudarían a bajarle los impuestos a la leche, y a toda la cadena.

Gabriel Zapata Correa, Oscar Darío Pérez y Marta Ramírez fueron sus hijos más aventajados, y a los que más quiso.

Aunque también fue candidato en cuerpo propio y fue elegido como concejal de Belmira, San Pedro y Medellín, para luego ser Representante a la Cámara.

En el año 2016, cansado física y mentalmente, dejó la Cooperativa Colanta en manos de Sergio González Villa, su amigo de toda la vida y uno de sus “hijos” preferidos en la empresa.

En ese momento, el cansancio mental le pasó factura de cobro por los 43 años dedicados a Colanta, donde, si por él fuera, los días serían de 30 horas.

Este domingo, al lado de Federico, Santiago y su fiel Anita Botero de Pérez, Jenaro dijo adiós y con él se fue el hombre que convirtió una quebraba empresa en la mayor cooperativa lechera de Hispanoamérica, con ventas superiores a los dos billones de pesos anuales.

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