Joe Biden y Donald Trump cerraron sus debates a dos semanas de las elecciones presidenciales en estados Unidos.

En “Crónica de Gardeazábal”, la decisión que deben tomar los electores de ese país. Entre Joe Biden, el viejito chuchumeco, y Trump el déspota:

“El último debate presidencial de los Estados Unidos realizado anoche puede haber causado mucha o poca influencia en el votante norteamericano para el 3 de noviembre, donde ya han votado 47 millones por adelantado.

Visto desde nuestro país, convertido en una de las colonias gringas, tal vez no importaría porque no tenemos derecho a votar.

Sin embargo, como las muy poco claras conexiones de la Casa de Nariño con la campaña del presidente Trump para ser reelegido

Han terminado por hacernos creer que si gana Biden nos puede ir peor en el inmediato futuro,

El debate de anoche debe tener a los ultraderechistas que rodean al gobernante colombiano en calzas prietas.

El viejito chuchumeco de Biden, sin mucha fluidez verbal pero con una claridad primitiva, enredó al presidente en ejercicio.

Ayudado por la exigencia del debate de no poder interrumpir cual atarván de barriada al rival,

(como ocurrió en el anterior enfrentamiento), el antiguo vicepresidente de Obama estuvo siempre al ataque y con disparos certeros,

Y sobre todo haciendo hasta lo imposible por mostrarle a los televidentes las debilidades culturales y gubernamentales de Trump logró entronizarlo como lo que es: un hombre cruel, un gobernante despiadado y un negociante inescrupuloso.

¿Qué Presidente sería más sensato para Estados Unidos?

Quizás para todos los que vieron el espectáculo de víctima del covid que montó el señor Trump hace unas semanas y le creyeron,

El mundo de la postpandemia requiera una continuidad presidencial en Washington.

Pero para los millones de desocupados y los otros millones de subyugados a la economía norteamericana y al imperio del dólar, la opción del chuchumeco gobernando a los gringos, y en el fondo al planeta tierra,    resulta mucho más sensata que la de repetir cuatro años con un gobernante desconcertante, que no le da pena mentir ni olvidarse de los errores cometidos ante los ojos de todos sus ciudadanos.

Los norteamericanos decidirán el primer martes de noviembre lo que prefieren, y allá ellos si se equivocan, pero cualquiera que sea el resultado final,

Lo único cierto es que al mundo no le va ir bien ni con el uno ni con el otro y las esperanzas de volver a los tiempos en que Estados Unidos nos lideraba, van a quedar truncas en un momento tan definitivo para el futuro como los días de la crisis económica de la postpandemia.

 Pero tienen que escoger entre el atarván y el chuchumeco

 Gustavo Álvarez Gardeazábal