La brecha en Colombia continúa y continuará porque ni la pandemia del coronavirus unió a nuestros políticos.

“Crónica de Gardeazábal” sobre la brecha en Colombia, desde la conquista hasta hoy:

“Este país nació condenado a vivir en una batalla eterna entre los unos y los otros.

Cuando apenas era un amasijo de 120 tribus y no existía un imperio (como si lo hubo en territorio de los incas, los mayas, los aztecas, los aymará) cada una vivía enfrentada con la tribu vecina.

Jiménez de Quezada pudo fundar Bogotá en las alturas porque los zipas y los zaques estaban en guerra.

Cuando los indios se murieron

Porque los acabaron asesinos como Belalcázar o Pedrarias,

trajeron negros sobrantes de guerra, perdedores de batallas en la profundidad africana que sacaban a las playas a venderlos como tales a los portugueses.

Pero esclavos y todo, sabían hacer la guerra y guardaban sus odios.

Y los españoles que llegaron, con contadas excepciones, traían el maldito gen hispano de vivir siempre dividiéndose y en guerras (desde hace 850 años)

Y como trajeron de cómplice a la iglesia católica, apostólica y romana, versión española y por ende inquisidora y cruel y despiadada,

Terminaron por hacer de Colombia un sancocho donde se combinan cocinados, la venganza y la envidia, el odio y la sordera espiritual.

Llevamos 210 años de independencia y hemos insistido una y otra vez en vivir abriendo brechas entre compatriotas, en negarnos al diálogo, en llevar todo a los extremos, en condenar sin juicio al contrario, en minimizar las cualidades del oponente. Muy pocas veces hemos encontrado caminos para recorrer unidos hacia el futuro.

¿Está Álvaro Uribe cargado de tigre?

Por estos días tenemos no solo la polarización que el fenómeno Uribe  ha generado en la política y el que con su actitud leninista abona Petro o el que  con su socarronería habilita Santos desde la penumbra.

Ahora nos disponemos a oficializar esa brecha, a ahondarla con sevicia. Uribe, apenas salió de su prisión domiciliaria, vino cargado para tigre y ha propuesto un referéndum en donde la crueldad con la patria se confunde con el odio a las Farc y a la paz que pactaron exclusiva y excluyentemente en La Habana.

Roy Barreras, dotado de una novelística capacidad de deslizarse en el espectro político, se ha ido a la izquierda y buscando ser el que los una no con las babas que siempre han usado para juntarse, ha propuesto otro referéndum tan cargado de odio y venganza y tan alejado de la grandiosidad del diálogo constructivo, como lo está el de furioso expresidente antioqueño.

Será muy fácil entonces describir el futuro de nuestra nación porque no salimos de los callejones de la venganza y ni siquiera la pandemia fue capaz de borrar la animadversión de las mentes de nuestros dirigentes políticos.

Gustavo Álvarez Gardeazábal.