La cárcel de Bellavista quedó retratada, en el drama interno que allí se vive, en un reportaje del periódico El Tiempo.

Ahora, Gustavo Álvarez Gardeazábal, @ElJodario, analiza esa realidad de la cárcel de Bellavista, y el menosprecio de todos, ONG, Inpec, la justicia y hasta de los organismos de control sobre quienes pagan sus condenas:

“LA CÁRCEL DE MEDELLIN

En cualquier otro lugar del mundo, o en la más modesta ONG de Derechos Humanos, la reacción ante el estupendo pero desgarrador reportaje sobre la cárcel de Bellavista de Medellín que ha publicado en El Tiempo Sebastián Carvajal Bolívar, habría sido estruendosa.

En Colombia, donde nos acostumbramos a todo, no se ha presentado reacción ni se ha oído tan siquiera el bramido de las pordioseras ONG que miden sus ingresos no por lo que hagan sino por los decibeles de su mugido.

El hecho de que en ese reportaje se cuente que la mayoría de los patios y pasadizos de la penitenciaría están abarrotados de reclusos que deben contar por lo menos con un millón de pesos al mes para sobrevivir, debería al menos generar una investigación de la Procuraduría.

Pero el que se cuente en detalle como la droga es el principal negocio de las estructuras criminales en las cárceles y cuánto se paga o se fía y qué le sucede al que desde afuera no le mandan para pagarla, daría para una serie televisiva de los gringos arrepentidos.

Hay muchos detalles más en ese reportaje.

El señalamiento a los integrantes del Inpec como cómplices o tolerantes pagados para el tráfico de celulares al interior y el alquiler de la caleta para guardarlos cuando ordenan requisa, es el rumor que también se oye en todas las cárceles de Colombia y que ahora queda en letras de molde en el periódico El Tiempo.

Y ni que decir de la descripción de la comida que se ofrece como desayuno a las 6 am, como almuerzo a las 11 am y como comida a las 2 pm: una sopa sin sabor, un gulash o jamoneta mal cocinadas y unas cuantas cucharadas de arroz grumoso.

Todo el reportaje, y lo que cualquier lector se imagina que sucede en la cárcel, nos lleva una vez más a admitir que nuestra sociedad tiene un desprecio tan abrumador y grosero por los que pagan condenas, que poco o nada les importa que los presos sean seres humanos o compatriotas, o sobrantes de una novela distópica.

Por tal razón de transformaciones radicales del sistema penitenciario, nadie quiere hablar.

Gustavo Álvarez Gardeazábal. El Porce, julio 17 del 2024″.

Escuche el audio sobre la cárcel de Bellavista aquí: https://www.youtube.com/watch?v=_lYxq3uXL28