La ciudad y sus muros inciertos, de Murakami, exige “paciencia e imaginación”, resalta Gustavo Álvarez Gardeazábal, @ElJodario, en su recomendado literario del fin de semana:

“QUÉ LEE GARDEAZABAL, reseña de La ciudad y sus muros inciertos, de Murakami, editado por Tusquets

Cuando se termina de leer las 560 páginas de este nuevo libro del japonés eterno candidato al Nobel, hasta el lector más avezado no sabrá si ha concluido de leer un sueño, de conciliar la realidad verdadera con la imaginada o de haber presenciado una batalla medioeval entre las sombras de los vivos y las de los muertos.

Es un libro mucho más complejo que los otros publicados anteriormente por este expertísimo narrador, aunque en el fondo no pasa de ser una metáfora continuada entre sueños y disparates.

Los personajes son muy escasos, y como se cruzan entre la vida y la muerte, lo real y lo imaginado y de repeso quien pone orden es un dizque lector de sueños en una biblioteca del futuro o de la otra realidad, la trama tiende a repetirse como destapando una muñeca rusa.

La narración escueta que ha caracterizado a Murakami, se vuelve a veces muy adjetivada como si quien la escribiera fuera un principiante en el arduo oficio de la novela.

Otras veces se torna en abrumadoramente lógica y maniáticamente estructurada como antiguo tarjetero de biblioteca.

Pero es esa habilidad del narrador japonés de confundir los planos para darse el lujo de ayudarnos a los lectores en la siguiente página a que podamos recuperar el verdadero hilo discursivo, lo que salva la obra de volverse aburrida.

Por supuesto, para poder plantear este más de medio millar de páginas sosteniendo el engranaje de unas creencias místicas desarrolladas más con frases que con esquemas, Murakami tiene que apelar a descripciones minuciosas de la ropa repetida que sus escasos personajes usan. A volver una y otra vez en el detalle minucioso de los también escasos espacios y a proyectar, desde un ángulo y desde el otro, el plano de la ciudad fantasmagórica Murakami sostiene su línea.

Así mismo sostiene una enervante memoria sobre una adolescente desaparecida en los remotos amores juveniles, pero a la que sigue buscando entre las brumas de los espejismos mentales que va creando, creyéndola eterna y, sobre todo virgen perpetua o al menos inabordable sexualmente.

Leer esta novela exige paciencia e imaginación, no solo lectura.

Saborearla esclaviza. Desecharla a mitad de camino es, sin embargo, una tentación latente para cualquier lector, así sea fanático de Murakami.

Gustavo Álvarez Gardeazábal. El Porce, junio 15 del 2024″.

Escuche el audio sobre La ciudad y sus muros inciertos, de Murakami: https://www.youtube.com/watch?v=T3zdcAp6NlA