La guerra de la coca en Colombia deja muertos por volquetadas y la insensibilidad de los colombianos, dice hoy la “Crónica de Gardeazábal”, para www.rutanoticias.co:
“MUERTOS POR VOLQUETADAS
Es probable que la insensibilidad que ha traído la globalización de las costumbres se haya apoderado del país. O quizás que, como hemos tenido tantos muertos violentos, nos cansamos de registrarlos.
Hace unas semanas, a finales de junio, murieron de manera dramática 60 reclusos asesinados en la cárcel de Tuluá, pero como eran presos y la cultura judeocristiana que nos inculcaron les dio trato minimizante a todo aquél que sea prisionero, a muy pocos conmovió esa miserable masacre dizque ordenada desde otras cárceles y auspiciada por la torpeza venal del Inpec.
Esta semana, y casi como noticia perdida en las páginas de los diarios y repetida apenas con sordina por las redes, se vio el dantesco espectáculo de una volqueta vaciando, como si fuese un viaje de arena, una montonera de cadáveres y dejándolos ahí a la vista de un país insensible, de un gobernante inconmovible y de unos medios oligarquizados, pero recordándonos antes los ojos del mundo que la guerra volvió a comenzar en Colombia, aunque esta vez entre las fuerzas guerrilleras que no firmaron la paz y ya no por el poder político o el interés de derrocar al gobierno bogotano, sino por el dominio sobre el mercado de la coca y la producción de cocaína.
La imagen es bochornosa y debería aporrear a todo un país y repetirse viralmente en redes.
Pero si para el grueso del público colombiano un preso es despreciable, y si lo matan no hay por qué protestar, un guerrillero ha terminado por ser tan poca cosa que la volquetada abrumadora de los muertos en combate con otra guerrilla, poco o nada toca las fibras y más bien da la salida a olvidarse del verdadero problema en que hemos caído: la Guerra de la Coca.
Igual a como el imperio británico hizo resbalar la sabiduría china con la Guerra del Opio, los gringos y los mexicanos que comercian e intermedian el producido de las 250 mil hectáreas sembradas de coca en Colombia, nos precipitan en una guerra atroz, que por lo menos debería darnos vergüenza y tocar el orgullo patrio. Nada.
Es más rentable guardar silencio. La guerra no dizque es nuestra. El problema de la cocaína tampoco. Es de los gringos periqueros.
Gustavo Álvarez Gardeazábal. El Porce, noviembre 25 del 2022.
Escuche el audio de Gardeazábal aquí: https://www.spreaker.com/episode/52008801