La verdad del coronavirus la cuenta Gustavo Álvarez Gardeazábal en sus crónicas del Enchuspado.

Desde el nacimiento del virus, su primera alerta en China, y después mundial, se reflejan en esta verdad del coronavirus que narra Gardeazábal, una por una hasta llegar a estos dos meses que cumplen los colombianos de cuarentena.

La verdad del coronavirus, en palabras de Gardeazábal:

Se cumplen hoy 60 días, dos meses, de este enchuspamiento obligado.

Vale la pena, para la historia, ir aclarando lo que en verdad ha sucedido y ayudar con nuestras ancianas luces a entender lo que ha pasado.

El coronavirus 19 fue oficialmente detectado en Wuhan a fines de diciembre. En esa ciudad china, dotada modernamente de todas las ventajas o peligros que da el 5 G, existen sendos laboratorios de virología donde muchos sabios y patrocinadores de las investigaciones mundiales han acudido desde hace varios años.

En esa misma ciudad y en la provincia que la rodea existen al menos 5 especies de murciélagos que cargan, sin que les estorbe, algunas de las variedades del coronavirus. Como tal, y dentro de la búsqueda que desde hace años llevan en esos laboratorios para encontrar la vacuna contra el VIH, pueden haber usado esos murciélagos para experimentos.

También en Wuhan se llevaron a cabo unos juegos deportivos militares mundiales en octubre, donde participaron delegaciones de más de 50 países.

Apenas apareció el virus y se fueron conociendo los síntomas, la velocidad con que se riega en el cuerpo humano y su capacidad de propagación, se dio la alarma por parte de la OMS y de las autoridades chinas sin decirnos toda la verdad, mostrando apenas que el bicho pudo haber surgido de un mercado de animales vivos en cercanías de los laboratorios mencionados.

¿Cuál teoría chimba hay sobre el coronavirus ?

Nunca se habló ni se recetó un remedio contra la enfermedad para detenerla. Se declaró la pandemia y dizque comenzó la búsqueda de una vacuna.

Se recomendó aplicar un método medioeval contra las pestes, el confinamiento y la cuarentena, y un procedimiento clínico apoyado en las técnicas modernas de pulmones respiradores artificiales.

Se estigmatizó toda droga propuesta para aminorar el avance así viniera de sabios franceses como hidroxicloricona o de veterinarios argentinos como la ivermectina o de anticoagulantes que han salvado vidas.

Usando un sistema estadístico basados en un detector de pruebas de la peste que solo se aplica a menos del 0.1 % de la población mundial se montó una teoría chimba de curvas mal planteadas, se empanicó a las gentes, se encerró a los ancianos y el resultado hasta ahora es que hay un poco más de 300 mil muertos en el mundo y que el método medioeval generó un parón económico, un desempleo mayúsculo y mostró al miedo como arma de ataque.

Ese pánico, predicado por los gobernantes ineptos y los comerciantes del terror, se ha ido perdiendo y las gentes, desesperadas están saliendo a la calle y ya quieren volver a viajar por carretera y por avión para restablecer el orden socioeconómico que se tenía antes de la cuarentena.

Nadie sabe para dónde vamos con este virus algorítmico. Todos los países actuaron independientemente y no hubo ni FMI ni G 20 ni ONU ni OMS que asumieran en conjunto la pandemia.

Quizás ella se esté empezando a morir sola, como las oleadas de la gripa invernal. Quizás nos consuma arrasadoramente a viejos y jóvenes y diezme paradójicamente la población mundial en el siglo 21 mientras creíamos que con antibióticos de última generación y abundantes dólares derrotábamos cualquier infección.