Funcionarios de las Comisarías de Familia de Medellín se tomaron este miércoles la Plazoleta de La Alpujarra para denunciar la crisis que viven, precisamente cuando tras la pandemia del coronavirus se convirtieron en el puente entre la administración y las comunidades y el apoyo a la sana convivencia en los barrios.

Incluso una de las funcionarias de las comisarías de Familia señaló ante el Concejo de Medellín que en las noches le ha tocado recibir “hasta 15 niños violentados o maltratados en sus casas” sin ninguna posibilidad de ayudarlos porque no tienen los mínimos elementos para cumplir su trabajo.

Agregando que durante los últimos tres años, en la Alcaldía de Daniel Quintero, se deterioraron sus condiciones de trabajo.

Justo en momentos en que los problemas de salud mental, la violencia intrafamiliar, el abuso y la violencia sobre los niños se duplicó, “o hasta triplicó”.

“Recibimos hasta 15 niños cada noche, ¿y a dónde los llevamos? No tenemos elementos de trabajo, ni siquiera papel para remitirlos donde los jueces de familia y tampoco hay sitios para llevarlos y protegerlos”, agregó.

Además, que la contratación de personal se ha deteriorado y que muchos de los que llegan a las Comisarías de Familia de Medellín deben ser “reorientados” o capacitados en funciones que ya deberían conocer.

Todo porque durante esta administración se contrata por política y no por las capacidades profesionales.

Finalmente, denunció que los contratos son, en muchas ocasiones de pocas semanas o meses, lo que no permite que exista continuidad en el apoyo de los profesionales a la comunidad.

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