Con más hombría que fútbol, Medellín empató dos a dos con Nacional en el clásico 229 de la historia.

Medellín y Nacional, como siempre, jugaron un partido diferente, donde valen más las ganas de derrotar al rival de patio que el manejo del balón y las tácticas.

Y, además, este clásico venía con la mala espina de la sanción anunciada al medio campista Andrés Ricaurte el viernes a las 9 de la noche, sumada a la pasividad de los directivos del rojo y a una extraña foto que inundó las redes sociales donde se veía a los directivos verdes con el presidente de Dimayor, Jorge Enrique Vélez.

Todo ese preámbulo negativo llevó a que 34 mil aficionados presenciarán un partido con muchos errores, pero con individualidades que finalmente dejaron satisfechas a las dos hinchadas, aunque más a la del Medellín.

Extraño, porque a los 20 minutos del primer tiempo Pablo Cepellini aprovecho un balón que devolvió el larguero para vencer a David González y ahí se presagiaban más goles verdes pero los del Nacional bajaron el ritmo y el Medellín dominó los 25 minutos restantes, a punta de ganas porque no existía un líder en el equipo.

Justo cuando el tiempo se acababa, minuto 45 y 40 segundos, Germán Ezequiel Cano aprovecha un balón en el área y empata el clásico.

Al regreso del entretiempo, Medellín pareció otra vez desconcentrado y, a solo tres minutos del inicio, Jerson Candelo aprovechó un nuevo error de la defensa para marcar el 2 a 1 a favor de Nacional.

A los 78 minutos, sería Elvis Perlaza quien daría tranquilidad a la hinchada roja, en un impecable cobro de tiro libre que se fue a un ángulo difícil para el arquero.  Perlaza no anotaba en el Atanasio Girardot desde el año 2014.

Al final el Medellín, contra la tercera agresión de la Dimayor y de Jorge Enrique Vélez (la primera fue el cambio de fecha para la final de la Liga Águila 2 del 2018, la segunda el cambio de fecha del clásico ante Nacional, supuestamente porque el equipo verde pasaría a la siguiente ronda de Copa Libertadores y la última la suspensión de Ricaurte), empató con Nacional más con aquello que diferencia a los hombres de las mujeres. De esas que tienen muchas los hinchas y los jugadores, en los clásicos, y que necesitarán ponerse los directivos rojos para demostrar que no son el trapito de cocina con el que limpia la Dimayor cada que quiere.