Dos días después de un nuevo incidente en un Boeing 777-200, el fabricante ordenó que todas las naves de este tipo se queden en tierra.

Este domingo, a un avión de United Airlines se le desprendió parte de su motor derecho, un Pratt & Whitney de última generación que incorpora materiales no metálicos.

La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) dijo que en el vuelo viajaban 231 pasajeros y 10 tripulantes.

Mientras del motor se desprendían láminas y se incendiaba, la aeronave debió regresar al aeropuerto internacional de Denver, afortunadamente aterrizando sin dejar víctimas.

Inmediatamente, la FAA pidió la revisión del nuevo motor, que cambió las aspas del ventilador del motor a nuevos materiales de menos peso. Dos de esas aspas se rompieron, según las fotos que circulan en redes sociales.

Ya en diciembre del año 2020, un avión de Japan Airlines había sufrido el mismo incidente, también sin víctimas.

En el año 2020, la compañía Boeing reportó pérdidas superiores a los 20 mil millones de dólares por dejar en tierra otra aeronave, el 737 MAX.

Esa determinación se tomó después de dos accidentes del 737 MAX, que dejaron 346 muertos.

En el avión 737 MAX una nueva programación de su piloto automático entraba en conflicto con las normas tradicionales de despegue, lo que aparentemente generó los dos accidentes.

Después de corregir la programación de los computadores a bordo y modificar el programa de comando de vuelos, además de un nuevo protocolo en la formación de los pilotos, se autorizó la reanudación de los vuelos del 737 MAX.

Ahora este incidente en otro avión de la compañía, el Boeing 777-200, de nueva generación, le trae más problemas a la compañía norteamericana.

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