Es Quino o Joaquín Salvador Lavado y en su cabeza nació Mafalda, la niña contestataria que en los años 70 y 80 representó la rebeldía de la juventud latinoamérica.

Ese mismo Quino o Joaquín Salvador Lavado falleció este miércoles, a los 88 años de edad, por un accidente cerebrovascular.

Con un tío dibujante, Joaquín Salvador Lavado quiso ser viñetista.

“Lo decidió de niño, con tres años, cuando un tío suyo, diseñador gráfico, por entretenerle a él y a sus hermanos empezó a hacerles dibujos. Quedó maravillado con todas las cosas que podían salir de un lápiz. Después estudiaría Bellas Artes en la universidad de Cuyo. No llegó a terminar, pero alcanzó a absorber los conceptos básicos del dibujo y de las proporciones”, dice hoy el periódico El País, de España, al contar sobre la vida del argentino, no futbolista, más famoso de la historia.

En los años 60 entraría a trabajar a una agencia de publicidad.

Y uno de sus primeros trabajos fue crear una caricatura sobre la vida diaria de una familia, a petición de la empresa de electrodomésticos Mansfield.

Según él, empezó a buscar un nombre para la niña de la familia donde confluyeran las letras MFD.

Accidentalmente vio una película donde aparecía una bebé llamada Mafalda. “Tiene nombre de princesa”, dicen en la escena.

Sin embargo, la tira cómica tuvo una muy, muy, corta vida.

“Los periódicos rechazaron aquella publicidad, porque se confundía con los contenidos propios, y los personajes de Quino quedaron en la recámara”, agrega el diario.

¿Cuántas historietas de Mafalda hizo Quino?

En el año 1964 el diario Primera Plana revivió a la familia y permitió que Mafalda volviera a la vida.

Desde ese momento su odio a la sopa, y sus ideales muy revolucionarios y críticos para esa década, se volvieron famosos en todo el mundo.

Tanto, que los libros y caricaturas que representan a la regordeta niña hoy son traducidos a 30 idiomas.

Eran años prolíficos en los que, de viernes a sábado y con una producción de 1.928 historietas, Mafalda acompañaba a los latinoamericanos que empezaban a conocerla, y a los revolucionarios que en Europa seguían sus diálogos.

En 1973, Quino o Joaquín Salvador Lavado, prometió a su esposa, Camila Colombo, parar su desgastante trabajo y así Mafalda murió para la caricatura diaria, pero se consolidó para la historia.

Tres años después, con la llegada de la dictadura argentina y los militares al poder, Quino prefirió emigrar y se radicó en Milán, Italia.

Sin Mafalda en su cerebro, vendrían “Potentes, Prepotentes e impotentes”, “Quinoterapia”, “Gente en su Sitio”, ¡Qué Presente Impresentable! O “Yo No Fui”, sus libros de caricaturas.

En el año 2014, recibiría el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y en el 2017 fallecería su esposa, lo que lo llevaría a refugiarse en Mendoza, Argentina, donde moriría este miércoles.

La Mafalda de dibujo y la de tamaño natural, que ya es sitio turístico obligatorio en Oviedo, España, al lado de millones de seguidores en el mundo despiden al hombre que en 60 años de matrimonio no tuvo hijos pero que hoy seguramente será llorado por Manolito, Susanita, Libertad, Guille y el ingenuo Felipe.