En Nanjing, una muy antigua capital de China, las redes sociales se llenaron de videos de hombres de esta ciudad en encuentros sexuales con Sister Hong, un hombre que se vestía de mujer y que, a cambio de electrodomésticos, bonos de comida y artículos de consumo diario, o incluso gratis, acordaba sostener encuentros íntimos con sus seguidores de redes sociales.

Solo había dos problemas.

Uno era que Sister Hong, un travesti cuyo nombre real era Jiao, era un hombre que gracias al maquillaje, a las pelucas y varios vestidos se “ofrecía” como mujer en esos encuentros íntimos,

Y dos que Sister Hong grababa los encuentros sexuales y posteriormente los vendía a 21 dólares, unos 85 mil pesos colombianos al cambio de este 21 de julio, además, los subía a sus canales privados y redes sociales donde “monetizaba” los “Me Gusta” o las visualizaciones de esos videos, las cuales suman más de 200 millones de reproducciones.

Hasta el momento hay 237 videos, de 237 de sus “amigos” en redes sociales, pero la investigación de la Policía China, tras la captura de Sister Hong el pasado sábado 5 de julio, lleva a 1.691 contactos diferentes en las redes sociales y quienes habrían accedido a los encuentros íntimos.

Además del escarnio público, las autoridades buscan a los amigos de Sister Hong para clarificar con ellos si están, o no, infectados del Sida, que el hombre les habría transmitido.

Sobre por qué los visitantes no se alejaban de la casa tras descubrir que la «amiga» era en realidad un hombre, las redes sociales hablan de la soledad de los chinos y la muy difícil condición emocional que vive el país, que hace que prácticamente las relaciones sociales estén determinadas por el control cultural y social del gobierno y el desahogo que permiten las redes sociales.