Dicen que hay cerca de 700 mil venezolanos en Medellín, de los dos millones ochocientos mil que emigraron de su país, según estudio de la OIM (Organization International for Migration).
Y ayer domingo, día de elecciones en ese país, muchos de esos 700 mil venezolanos en Medellín le cumplieron a su país y se reunieron para apoyar a los 200 que salieron a votar.
Y fueron muy pocos quienes podían votar porque la trampa del gobierno de Nicolás Maduro es grande: para votar el ciudadano debe haber salido legalmente de Venezuela y tener su pasaporte o cédula andina. Además, debe haberse inscrito en el consulado o embajada del país donde vive.
El problema es que en Medellín el consulado estuvo cerrado hasta el año pasado y lo reabrieron, pero lejos del anterior, donde todavía hay una querella judicial por el no pago del arriendo.
Aun así, los venezolanos en Medellín se reunieron en la Avenida Nutibara para cantar su himno, bailar y reír mientras en su país pasaban las elecciones, que, desgraciadamente, dieron como resultado la reelección de Nicolás maduro.
Según el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, Maduro obtuvo el 51,2 % de los votos y Edmundo González, liderando la oposición, el 44,2 % de los sufragios.
Todo en medio de un escándalo donde a los testigos electorales de la oposición no se les permitió entrar a las salas de votación ni auditar el conteo de votos, tampoco acceder a la sección de escrutinio final y menos registrar el avance de conteo.
