Andrés Escobar fue baleado por el escolta de un mafioso, el 1 de julio del año 1994, pocos días después de llegar del Mundial de USA, donde, en una jugada fortuita, cometió un autogol.

Fue en el partido de la Selección Colombia contra Estados Unidos, el cual se perdió dos a uno y sentenció la eliminación del equipo patrio (ya el conjunto había perdido el primer partido de su grupo 3 a 1 frente a Rumania).

Esa eliminación tan temprana hizo que la mafia del fútbol y los apostadores perdieran mucho dinero y que a las amenazas recayeran sobre el defensa antioqueño.

A pesar de esas amenazas, Andrés escobar decidió salir de su casa. “Salió con un amigo, estuvieron en varios sitios y luego él se fue a la casa d ela novia, pero ella, al notar que estaba tomando licor prefirió no abrirle la puerta y le dijo que no lo acompañaría. De allí saldrían para Las Palmas, donde moriría”, repite la familia una y otra vez sobre el asesinato del futbolista, a quien se le reconocía como el caballero del fútbol.

“El 2 de julio de 1994, Escobar se encontraba en el restaurante El Indio, de Medellín, junto a algunos familiares y amigos. Durante el tiempo en el que estuvo dentro del local, Andrés era víctima de continuas burlas e insultos de los fans que allí estaban y no le perdonaban su error ante EEUU”, escribió en su momento el periódico El Español.

“Los narcotraficantes David y Santiago Gallón Henao se encontraban en una mesa cercana a la de Escobar y se sumaron a los insultos contra el futbolista y prosiguieron incluso fuera del restaurante. En el aparcamiento del local, los dos narcos se abalanzaron sobre el jugador y la tensión continuó en aumento. Durante la trifulca, el chófer de ambos, Humberto Muñoz Castro, sin mediar palabra se acercó a él y descargó seis tiros en su cabeza”, reseña el diario.

Los autores intelectuales no pagaron cárcel

Finalmente, Muñoz Castro asumiría la responsabilidad total del crimen y sería condenado a 43 años de cárcel, condena de la cual solo pagaría 12 años, al ser liberado en el año 2005.

Mientras Muñoz Castro estaba en la cárcel, sus “jefes”, los hermanos Gallón Henao, se volvieron famosos porque compraron la Hacienda Guacharacas y por ser investigados, en los Estados Unidos, por narcotráfico y financiación del paramilitarismo.

Jesús Albeiro Yepes, el fiscal responsable de investigar el asesinato de Andrés Escobar señalaría años después al periódico El Espectador que los hermanos Gallón Henao debieron ser acusados del crimen “como cómplices o autores intelectuales, pero eso no sucedió por los contactos que estos tenían en el Estado”.