El fin de Hidroituango y de EPM podría estar en la página 18 de la solicitud de conciliación que pidieron Daniel Quintero y Álvaro Guillermo Rendón a los diseñadores, constructores, interventores y empresas de seguros en la Central Eléctrica.
En esa página, el presidente de la Junta directiva de EPM y su gerente señalan en tres ocasiones que piden al juez que asuma la conciliación que “reconozca” los errores humanos en el diseño y construcción de una parte de las obras de Hidroituango:

Con esas tres peticiones, la aseguradora Mapfre queda liberada de pagar hasta 2.500 millones de dólares por los perjuicios causados y otros 628 millones de dólares por la no entrada en operación del proyecto.
En total, hasta 3200 millones de dólares que se debían pagar y de los cuales ya la aseguradora había desembolsado 150 millones de dólares.
Demasiado dinero perdido, que podría ser el fin de Hidroituango y de EPM.
En medio de la emergencia declarada en Hidroituango, EPM tenía dos opciones. Una demandar para que los constructores y responsables de la obra le pagaran los perjuicios, o cobrar los seguros.
La primera acción, en Colombia, podría prolongarse, en fallos y apelaciones, cerca de diez años.
Y mientras tanto EPM podía bajar su liquidez y necesitar más préstamos.
Y eso lleva a bajar su atractivo ante los ojos de las calificadoras internacionales y perder valor en la venta de sus bonos.
Además, dejaba libres de culpa a quienes aceleraron el proyecto y a los malos diseñadores y constructores, que son los que hoy en día siguen construyendo la central eléctrica.
¿Quién se hará rico con el queso de EPM?
La segunda, como se demostró con el pago de los 150 millones de dólares era potencialmente más rápida, y de más alto valor.
Curiosamente, en momentos en que a la Alcaldía y a las EPM las rodean y asesoran tantos “negociantes”, se optó por volver a la primera opción y descartar la que ya estaba dando réditos económicos.
La cercanía en EPM y la Alcaldía de “expertos negociantes” llevó a que las redes sociales se llenaran de ejemplos de cómo las obras públicas hacen Rico a tanto asesor.
El Metro de Medellín, por ejemplo, valía 650 millones de dólares, y se pagaron 45 millones de dólares a quienes lo adjudicaron.
Puede leer: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-380497
Ahora con tanto dinero en juego, cualquiera que ayude a no pagar puede ser afortunado y volverse independiente. ¿O no?