No son buenos días, ni horas, para el Sindicato Antioqueño, o Grupo Empresarial Antioqueño, GEA, como lo llaman.
Nadie niega que el Sindicato Antioqueño es un gran generador de empleo y la “calidad de vida” que da a las familias, de Antioquia, en particular, y de muchos países del mundo en general, pero…, al parecer, por debajo hay un manejo no claro donde siempre perdía el bobo y ganaba el vivo.
El intento de toma hostil por el grupo judío de la familia Gilinsky destapó “acuerdos confidenciales”, “bonos de retiros” jugosos, y “contratos de recompra” que, aparentemente, afectan a la empresa y a los accionistas, pero no a sus directivos.
Y hoy todos esos rumores parecen confirmarse cuando Germán Vargas Lleras destapa que a David Bojaninni, por ejemplo, se le entregó un “bono de retiro” y agradecimiento por su gestión por diez millones de dólares (a hoy unos 43 mil millones de pesos), aunque durante su dirección la empresa perdió “valor”.
Además, que quien dirige hoy a SURA se gana 4 mil millones de pesos anuales, en bonos, salarios y beneficios, es decir unos 334 millones de pesos mensuales, en promedio.
“Administradores que para nada escatiman en lujos y gastos por cuenta de los accionistas y los pensionados. Cuatro aviones a disposición del personal directivo, entre ellos un challenger 300, cuyo costo fue de 25 millones de dólares…”, dice Vargas Lleras en su columna sobre las cuentas del Sindicato Antioqueño.
Lea aquí la columna completa en El Tiempo: Las-cuentas-del-sindicato-699699