Muchas generaciones llevan días y noches de lectura alrededor de Los “Hermanos Karamazov”, “El marido de Akulka” o “Crimen y Castigo”, entre muchas otras, todas obras de un genio llamado Fedor Dostoievsky.

Hoy en la crónica de “Qué está leyendo Gardeazábal” un homenaje al genio ruso.

“200 AÑOS DEL AUTOR DE LOS HERMANOS KARAMASOV

Recuerdo de varias lecturas de Dostoievski

Por estos días que celebrando los 50 años de Cóndores he estado recorriendo distintos auditorios y enfrentado a muy apreciados y astutos entrevistadores, más de uno me aflojó los tornillos del recuerdo para que confesara algunas de las lecturas constitutivas de mi oficio de escritor.

Varios mencionaron una y otra vez que el tratamiento que yo doy a las mujeres en mis novelas, en especial con Gertrúdiz Potes, la tulueña que enfrenta al Cóndor y Marcianita Barona en el Bazar de los Idiotas, parecían nutridos en las fuentes inagotables de los grandes novelistas rusos.

Casi nadie, antes de ellos, los había tenido en cuenta en las críticas y reseñas a mi formación literaria. Me sentí, entonces, enormemente complacido.

La lectura de los novelistas rusos, de un tiempo y del otro, fueron mi plato delicioso y seguramente la admiración por la manera como sentía que manejaban los personajes se me fue adhiriendo al corpus narrativo y me ayudaron a generar los míos.

¿Quién fue Fedor Dostoievsky?

Hoy, empero, quiero rendir tributo no por lo mucho que pudo haberme influenciado, sino por grande y magnífico, a Fedor Dostoievsky. Hoy 30 de octubre hace exactamente 200 años nació este asombroso narrador que volvió mujeres inolvidables a muchas de aquellas féminas de los días de los zares.

Recuerdo la asesinada esposa del cuento “El marido de Akulka” o a Katia, la impactante de” Los Hermanos Karamazov” o a Sonia la de “Crimen y Castigo” o a Várvara, la de “Los demonios”.

Sobre ellas o alrededor de ellas Dostoievsky engrandecía espacios y antagonistas.

Unas eran el hilo conductor. Otras las atractivas mujeres que encantan al lector por rudas o por discretas. Todas tienen perfil. Como tuvo el mismo autor oficial del Zar, prisionero de Siberia por 4 años, epiléptico y tan atrayente en su personalidad como  nos lo comprueba en su biografía Livob, la hija sobreviviente, en un libro que nos  permite hasta en estos días poder recordar 200 años después la imperial imagen del impactante narrador nacido el 30 de octubre de 1821 y quien a los 26 años ya había sido consagrado por sus lectores cuando publicó su primera obra “Los pobres”, que no es tan buena como los son las que hoy he traído a cuento y provocado este aplauso emocionado.

Gustavo Álvarez Gardeazábal