Franklin Ruyera Mamian estaba en una vereda del Cauca, a kilómetros y kilómetros de Ecuador, donde se cometió un crimen. Así lo explican los testigos y su familia, pero la Policía de Colombia y la Fiscalía le montaron otra historia y hoy está a punto de ser extraditado.
Denuncia de la “Crónica de Gardeazábal” para www.rutanoticias.co:
“EL INDIO MAMIÁN
Franklin Ruyera Mamian Mamian nació en el resguardo Guachicono de La Vega, Cauca, el 29 de noviembre de 1997.
Es hijo de Guillermo y Gladys. No tiene ninguna hermana.
Desde febrero del 2020 guarda capilla en el pabellón de extraditables por un crimen que no cometió, por no ser quien dicen que es y por llevar el primer nombre y los mismos apellidos de una pareja que el 11 de agosto de 2012 asesinó en inmediaciones de Quito, vereda Sevilla, al ciudadano ecuatoriano José Vicente Alvarado.
El indio Franklin Ruyeli era en ese momento un adolescente estudiante de la Institución Educativa Agropecuaria Yanaconas a muchos kilómetros de distancia del lugar de los hechos.
Pero el policía Wilmer Pulla Aulestia, quien realiza la investigación en el sitio le bastó con averiguar en casa de Myriam y Alberto Mamiam Mamiam, hermanos de los victimarios que bebían con el occiso, y con solo el dato de cómo se llamaban, elevaron el proceso y pasaron la noticia a Interpol y como uno de ellos se llamaba Franklin, el homónimo colombiano quedó para ser capturado y extraditado al Ecuador en el primer retén policial donde le pidieran la cédula.
Nuestro Franklin no tiene hermana y esos Mamian Mamian que viven en Quito tienen el apellido y los nombres que miles y miles de descendientes de los yanaconas de Belalcázar optaron por acoger para identificarse.
Se trata evidentemente de un homónimo, pero hacerlo valer ante la Corte Suprema es un imposible.
En nuestro país, de acuerdo a la metodología que usa la justicia cuasigringa que nos rige, ante los pedidos de extradición, no pueden ni los jueces ni la Corte Suprema colombianas investigar sobre la veracidad o no de la acusación por la cual se pide a un nacional en extradición y se adopta (injusticia de injusticias) la verdad o mentira decretada desde el extranjero sin comprobarla siquiera y mucho menos cuestionarla.
Obviamente Franklin Ruyelli, detenido en Bogotá desde febrero del 2020, donde había ido a buscar trabajo, no ha tenido con qué pagar un abogado que lo defienda ni a Vicky Dávila ni a Julio Sánchez les interesa la historia del indio Mamian para elevarla a los altares y ahora espera en La Picota que la Corte le conceda la extradición y Petro la decrete.
Gustavo Álvarez Gardeazábal. El Porce, septiembre 15 del 2022.
Escuche el audio de Gardeazábal aquí: https://www.spreaker.com/episode/51267760