Las vacunas contra el coronavirus parecen no tener la fiabilidad que el mundo espera.

Las alarmas las prenden los contagios, incluso en quienes ya usaron las vacunas contra el coronavirus, como lo cuenta la “Crónica de Gardeazábal” para www.rutanoticias.co:

“La ilusión óptica, o la burbuja, como quieran llamarle, no duró un mes.

Las noticias que llegan de Europa y USA, de las farmacéuticas y de Brasil y Argentina, es que la tan cacareada y prometida vacuna contra el covid no puede seguir su marcha triunfal.

La suspensión por parte de la Pfizer de por lo menos la mitad de sus despachos a los países con los cuales se había comprometido.

El veto que Alemania ha dado, por falta de efectividad, a la vacuna de Astra Zeneca y la advertencia de que no puede ser aplicada a mayores de 65 años,

irrumpe cual fantasma en medio del túnel de esta pandemia que por días y por país se enloquece casi que como si fuera un torbellino.

Como no hubo liderazgo mundial para gestionar la respuesta a la pandemia.

Como los grandes ricos actuaron como lo han hecho toda la vida los ricos y acapararon el mercado y como la batalla contra la enfermedad los remitió a una guerra de guerrillas por ganarse el mercado de 8 mil millones de seres humanos que habitan el planeta.

Pero, en especial, porque cada país pretendió solucionar por aparte la manera de enfrentar la peste, el desorden ha cundido a la hora de verdad y aun cuando la Unión Europea quiere rescatar el partido, la falta de árbitro válido pone en peligro la salud mundial.

¿Las vacunas contra el coronavirus ponen en peligro la salud?

En Alemania, un país rico y disciplinado, la noticia de la suspensión del número de dosis hasta por lo menos abril ha despertado los sentimientos que genera toda ilusión frustrada.

La verificación de que los estados federados no tienen una estructura para repartir la vacuna, ha sido un golpe de mazo.

En Estados Unidos, Biden, al menos habla de enseñar a la Guardia Nacional a inyectar y en países como Colombia, que tenemos un sistema nacional de salud respaldado por las EPS contributivas y las EPS subsidiadas, y podemos garantizar una estructura que llegue con el fármaco a por lo menos el 90 % del país, ni siquiera han podido contratar la compra de la vacuna y nadie habla de si tienen las jeringuillas que se requieren para tanto volumen.

Es un gran engaño generalizado el que le han hecho a la humanidad las farmacéuticas y los dueños del nuevo orden mundial que pretenden imponer con vetos, censuras y mentiras.

Crearon la esperanza de la vacuna para salir del atolladero y ahora, como pasó en Francia cuando la revolución francesa,

el pueblo frustrado se torna en bumerang y nos va a tocar una zamarreada de padre y señor mío.

Como diría mi creyente abuela María, “que ojalá nos coja confesados”.

Gustavo Álvarez Gardeazábal