La masacre en Llano Verde, donde cinco jóvenes fueron asesinados, parece una película montada, dice Gardeazábal.
Con su conocimiento, Gardeazábal enumera los “errores” en la acusación contra Gabriel Alejandro Bejarano (quien aún huye).
Y los detenidos Yefferson Marcial Angulo y Juan Carlos Loaiza, acusados quizá “para proteger al dueño de la caña”.
O al dueño de la Finca las Flores, donde ocurrió la masacre de Llano Verde.
Análisis de Gardeazábal para www.rutanoticias.co:
“No se sabe que asombra más,
Si a los muchachos de Llano Verde los mataron de verdad por comer caña como dijeron las autoridades al develar a los que acusan de asesinos de los jovencitos,
O si el asunto era tan complicado que el alcalde, horas antes de que se revelara la presunta autoría había pedido que solicitaran ayuda al FBI.
Quienes hemos vivido la mayor parte de nuestra vida en un territorio lleno de cañaduzales nunca oímos, en una zona tan cargada de violencia, que a alguien lo mataran por comer caña.
Primero porque hasta el más ignaro sabe que la caña daña los dientes y el que la ha probado una vez no lo repite porque hostiga.
Segundo porque a lo largo de la evolución del cultivo en el Valle han sido los vendedores de guarapo a orillas de la carretera, o los carretilleros, o los dueños de alguna vaquita que cuidan en el solar de la casa quienes robaban, en la mitad del cañaduzal unas cuantas varas para sus necesidades extremas.
A muchos de ellos les cayó la ley, a otros los desterraron al estilo de los pájaros, pero nunca oí en 75 años de vida, que mataran a alguien por comer caña.
¿Protegen al dueño de la Finca Las Flores?
De la misma manera se necesita no ser del Valle para advertir que los videos y fotografías del sitio donde hallaron los cadáveres muestran una caña muy joven a la que faltan muchos meses para poder ser cortada y convertirla en alimento humano.
Lo que si se ha sabido es que, por capricho torpe de los concejales de Cali, y de quienes han sido alcaldes, el perímetro urbano de la ciudad no ha sido crecido para incorporar tierras sembradas de caña que rodean los barrios extremos de Cali.
Y como se han puesto las cosas, polarizadas al extremo, también hemos oído que si no dizque se frena a la juventud delirante que no respeta y entra y sale de la propiedad privada como ese cañaduzal, se nos va a subir la izquierda al poder y lo que tenemos se perderá.
Estamos entonces ante la posibilidad que por proteger al dueño de la caña o al que paga los vigilantes y al tractorista que causaron la masacre, se está montando una película que deforma lo que debe haber sucedido.
Pero, también, que, si el clima de diferencias sociales ha llegado a tan altos extremos, habría que admitir que el viejo feudalismo vallecaucano está renaciendo y por eso las pancartas de los habitantes de Llano Verde acusando a Asocaña de ser un probable responsable de instigar esas muertes y a la caña de azúcar de ahogar la expansión urbana de Cali.
Es para pensarlo y corregirlo antes de que haya más muertos o se forme una rebelión insensata.