El nombre de Miguel Jaramillo Luján se asociaba antes a un buen periodista y, últimamente, a un “estratega” que parece haber perdido su norte.
Y no son días fáciles para Miguel Jaramillo Luján, porque su nombre circula en redes sociales, masivamente, por dos contratos con el Hospital General de Medellín, una entidad médica que tiene más denuncias de corrupción que pacientes.
Aparentemente, el contrato era para asesorar a la alta gerencia en cómo recuperar el buen nombre del Hospital, sin embargo, también pareció convertirlo en defensor del nuevo samuel moreno, alias Daniel Quintero Calle.
Hace un año el nombre de Miguel Jaramillo Luján empezó a sonar porque, el mismo día que la Alcaldía de Medellín anunciaba dos premios para su gestión, el periodista también publicaba que se había ganado dos premios para él y su empresa.
El problema es que esos premios, entregados en Washington, solo los ganan quienes pagan el derecho a postularse, quienes pagan el derecho a recibirlos y quienes pagan ¡hasta la cena donde los reciben!
Es decir, unos premios donde todo se paga.
Con el “aval” y antecedente de esos premios, en redes sociales se conocieron dos contratos, por cuantía superior a los 100 millones de pesos, que suscribió el Hospital General de Medellín con Miguel Jaramillo Luján.
¿Quiénes apoyan a Daniel Quintero?
Esa publicación llevó a que Jaramillo, y hasta su esposa, iniciaran en redes sociales una persecución a quienes lo cuestionaban.
Incluso con amenazas veladas de la esposa para que se identificara “plenamente” a los opositores de Daniel Quintero y de su marido.
Pero, sobre todo, a los que cuestionaban la ética de esos dos contratos, su real intención y, además, preguntaban si parte de los servicios era demeritar a los críticos de Daniel Quintero, cuestionar a quienes ejercían su libre derecho a pedir y liderar el cambio del gobernante y, desde este sábado, criticar a los profesionales del derecho que revivieron la revocatoria del cuestionado alcalde de Medellín.
Cuando toda la ciudad se está uniendo para defenderse de los nuevos filibusteros, queda muy mal que te saquen en redes sociales 100 millones de razones para defender a Quintero y sus secuaces, y a los lupes, ricos, trujillos y demás ladrones del erario público.
Y, sobre todo, que tú defensa sea atacar sin argumentos a quienes preguntan.
Aunque al final utilices «el viejo truco» de bloquear públicamente, pero leer por cuentas alternas: