Oscar y Valeria Martínez se convirtieron en la imagen del desespero de los suramericanos y centroamericanos por huir de la pobreza de sus países y aspirar a cumplir el sueño americano.

Esos Oscar y Valeria Martínez, cuyos cuerpos aparecieron abrazados, y ahogados, en el Río Grande, en la frontera entre Estados Unidos y México, salieron en abril de su país, El Salvador, y durante dos meses recorrieron centro américo tratando e legar a USA son hoy la imagen del rechazo a las políticas segregacionistas del gobierno de Donald Trump.

La corta vida de Oscar y Valeria Martínez de 24 y dos años, es retratada por el periódico El País, de España que narra como llegaron a la frontera y como sus cuerpos siguen esperando que el gobierno de ese país pague, como prometió los costos de repatriar los cuerpos.

Esta es la historia de Oscar y Valeria Martínez, según El País:

“Óscar y su bebe Valeria posan, en una de sus últimas fotos juntos, con una tímida sonrisa. Ella apenas ha cumplido un año, viste un gorro rosa. Él, que entonces tenía 24 años, la abraza y la sostiene entre las piernas. La imagen ha trascendido después de que otra fotografía de ellos, la de sus cuerpos boca abajo, ahogados en un río, haya dado la vuelta al mundo como muestra del drama migratorio que viven miles de centroamericanos que tratan de llegar a Estados Unidos. Del trato muchas veces inhumano que reciben, primero en México y luego en el vecino del norte, donde el endurecimiento de las políticas migratorias ha hecho saltar las alarmas.

Filippo Grandi, el máximo responsable de ACNUR, la agencia para refugiados de la ONU, incidió en que el fallecimiento del joven salvadoreño y su bebé son consecuencia de los fracasos de los Gobiernos que no han conseguido abordar las crisis migratorias. “Las muertes de Óscar y Valeria representan un fracaso a la hora de atajar la violencia y la desesperación que empuja a estas personas a emprender peligrosos viajes en busca de una vida segura y digna”, afirmó Grandi.

Los dos, junto a Tania, la mujer y madre de la niña, habían partido hacia México a principios de abril. Estuvieron un tiempo en Tapachula, donde obtuvieron una visa humanitaria gracias a la política de puertas abiertas con la que el Gobierno de López Obrador arrancó el sexenio. Una línea que ha cambiado después de las amenazas de Trump y que ha obligado al presidente mexicano a endurecer las políticas migratorias, lo que ha hecho que en las últimas semanas se recrudezcan las imágenes y las condiciones de vida tanto en la frontera sur como en la norte, donde fallecieron los dos salvadoreños. La familia de Óscar y Valeria aguardaba este jueves en El Salvador la repatriación de los cuerpos. El presidente, Nayib Bukele, se había comprometido a asumir el costo después de que uno de los familiares reclamara ayuda.