Gracias al Grupo Éxito regresa a las librerías, y a las bibliotecas de los colombianos Dabeiba, la novela de Gustavo Álvarez Gardeazábal, @ElJodario, finalista del Premio Nadal en 1972.

En la llamada carretera al mar (de Medellín a Turbo), todos los viajeros pasaban por Dabeiba, un pueblo ganadero donde “las Gardeazábal” recreaban la vida, y secretos, de sus habitantes.

Y así se va “al fondo de los personajes”, como lo resaltaban los críticos, en 1972, en una la narración de personajes y vidas que sorprendía hace 5 décadas y hoy nuevamente:

“DABEIBA UNA NOVELA ENIGMÁTICA, SICOLÓGICA Y TORRENCIALMENTE NARRADA

Bajo el título de DABEIBA enigmática, sicológica y torrencialmente narrada, el crítico Letelier, amigo del chileno José Donoso publicó esta reseña en un periódico catalán en 1972

DABEIBA, novela finalista del Nadal del joven escritor colombiano Gustavo Álvarez Gardeazábal logra reflejar la decadencia de un pueblo a orilla de la selva de Urabá en plena montaña de la provincia antioqueña.

Es una novela pueblerina, aunque torrencialmente narrada, que consigue describir perfiles sicológicos y sociales que entusiasman al tiempo que enardecen al lector porque resultan ser universales. Para garantizar sus descripciones, Gardeazábal casi que a cada personaje le pone su contra réplica.

Las mujeres son enigmáticas, capacitadas para advertir el futuro como Josefina Jaramillo, eje central de la narración y que nada tiene de distinto a las brujas medioevales. También las hay opuestas, ajenas a la realidad por sorderas crónicas como la enfermera Mélida Cruz, descrita como en una pintura de Rubens mientras peregrina de casa en casa poniendo inyecciones.

Los hombres son depravados sexuales como el dueño del almacén de telas que tiene una casa plena de galerías promiscuas para hacerles el amor a las prostitutas que manda traer de Medellín o de Urabá.

O su antagónico, el pintor frustrado Ernesto Gardeazábal, el amante oculto del rico del pueblo, pintados los dos más como figuras estáticas, aunque inolvidables por lo gigantescas o lo oscuras cual las grandes pinturas de Rembrandt

Son maneras opuestas de contar la vida carnavalesca del pueblo pequeño, amenazado por una represa que se va formando cauce arriba del rio Sucio que la atraviesa. Es la teoría de la situación límite que consagró a Camus en un par de sus novelas, pero lograda aquí entre medio de carcajeantes caricaturas de sus personajes amenazados.

Dotada de una profundidad sicológica envidiable, capacitada para traspapelar su hondura con el vómito incesante de situaciones hasta volverse un volcán incansable que arroja personajes curiosos, risibles y difícilmente imitables.

Aunque es colombiana, no es una novela influida por García Márquez y su realismo mágico. Es una novela que tiene sabor y vida propias y barrunta desde ya la calidad de este nuevo escritor colombiano.

Ya me dirán mis nietos dentro de 50 años cuanto se divertirán leyéndola tan apasionadamente como lo he hecho yo en medio del gozo que produce encontrarse un novelista con futuro.

No fue el Nadal para DABEIBA, se lo llevó Requena, pero la que durará en la memoria y entre las obras cimeras de la novísima literatura colombiana es DABEIBA, que ocupó el segundo lugar.

Calaceite, semana santa de 1972”.

Escuche el audio sobre la novela: