El fantasma de Armenia podría ser el alma de uno de los dos ex alcaldes que recientemente fallecieron, dice la “Crónica de Gardeazábal” para www.rutanoticias.co.
Además, Gardeazábal señala que se equivoca el Alcalde José Manuel Ríos al llamar a Monseñor Carlos Arturo Quintero, obispo de Armenia, para exorcizar sus oficinas y alejar, o calmar, al fantasma de Armenia:
“EL FANTASMA DE TOTO
El video sobre el fantasma de la alcaldía de Armenia, que han acogido desde las páginas de El Tiempo.com hasta las más remotas y estrambóticas bodegas de youtube en donde dizque se atraviesa lo desconocido, es para ponerle los pelos de punta al que se deje asustar con los efectos paranormales.
Pero ha servido también para conocer los intríngulis de la menudísima política pueblerina de esa región y enterarnos que el gobernador Roberto Jairo la tiene casada contra el alcalde Ríos y que el fin de semana pasado echó, cual furibundo celoso, a su secretario de gobierno porque por las redes apareció una foto de su funcionario abrazado con el alcalde cuyabra.
El video de la cámara de seguridad muestra como un vigilante chocó a medianoche en uno de los corredores del edificio de la alcaldía de la capital del Quindío con algo que más parece un muro que un fantasma.
Pero además muestra la cámara cuando el golpeado vigilante trata de escaparse y algo invisible lo vuelve a atraer hacia la incorpórea pared como si le estuvieran halando la pierna.
¿Quién es el fantasma de Armenia?
Atando cabos uno se pone a pensar en las histórielas de los aparecidos de antaño o en los 2 alcaldes vibrantes que ya murieron y Armenia no los olvida, Mario Londoño y Alba Stella Buitrago, capaces cualquiera de los dos de volver del inframundo a dar palmadas sobre su escritorio.
Sin embargo, averiguando detalles, hay quienes afirman que lo grabado por el video es un fantasma contratado por Toto, el verdadero gamonal político quindiano, quien es capaz desde hace años de hacer hasta lo imposible por no perder el poder.
Para volver creíble la historia, afirman con vehemencia de cafetero aguardientoso, que Toto pudo haber revivido a un famoso brujo, Miguel Ángel Cubillos, “Milcubillos”, que tenía una botica de menjurjes enfrente de la alcaldía y de quien dicen que asustaba hasta las almas en pena.
Cualquiera que sea la causa o los promotores pienso, mientras palabreo esta crónica, que solo Euclides Jaramillo Arango, el gran cuentista del Quindío, que recogió todas las leyendas de esa tierra cuando era quimbaya y se metió a acumular el anecdotario de los plataneritos de los cafetales, sería la persona indicada para dilucidarnos lo ocurrido y no el obispo Quintero, como mal lo pretende públicamente el alcalde Ríos a quien dice haber acudido buscando que le ayude a exorcizar medioevalmente el edificio donde tiene su despacho de burgomaestre.