El Vaticano ¿dejará matar a una monja colombiana solo para ahorrarse el dinero que piden guerrilleros en Malí?, denuncia en la “Crónica de Gardeazábal:
“Sor Gloria Cecilia Narváez, la monja franciscana pastusa cumplió cuatro años en cautiverio.
Secuestrada el 7 de febrero de 2017 por un grupo de rebeldes islamistas en Malí, ha tratado de ser usada para que paguen rescate por ella, pero no ha habido gobierno alguno interesado en meterse en esas honduras, ni ha aparecido el mecenas que tenga la plata en la mano para salvarle la vida a la monja.
Ella, durante tres años y medio, estuvo acompañada de la hermana Sophie Petronin, francesa, que recuperó la libertad al efectuarse un canje de prisioneros, patrocinado por el gobierno francés entre las autoridades de Mali y los rebeldes islamistas.
Sophie, durante el tiempo que estuvo en cautiverio compartiendo con la colombiana, se convirtió en musulmana y al llegar a París pidió al presidente Macron y al Vaticano que intercedieran por la monjita franciscana que había quedado en cautiverio.
Posteriormente le contó muchas anécdotas de su vida al hermano de sor Gloria en Pasto, que son las que se han estado conociendo por estos días.
¿Por qué la tacañería de El Vaticano?
Según la monja francesa liberada, los secuestradores de Sor Gloria Narváez no la entregarán sino la canjean por dinero.
Eso lo saben tanto en el Vaticano como en la cancillería colombiana, como en el Elíseo, pero ningún gobierno va a salir a decir que paga un secuestro y nadie va a organizar una colecta pública mundial para pagarle a unos bandidos por una monja injustamente retenida.
Pero el Vaticano, que tiene tantas obras de arte entre sus tesoros, o que todavía debe conservar el edificio de apartamentos que compró en Londres el último cardenal destituido, debería sacar a subastas alguna de esas obras de arte o vender el edificio inglés del ministro del gabinete del papa Francisco y encargar al cardenal Jean Zerbo, de Malí, para que haga la negociación y logre la libertad de la monja pastusa.
Por supuesto, para que el avaro Vaticano ceda, se requiere que los presidentes católicos del mundo, comenzando por el colombiano, y los cardenales y obispos latinoamericanos hagan pública petición al arpagónico pontífice argentino.
Si no es así, sor Gloria no volverá a caminar en su convento de Maridiaz en Pasto y la elevarán entonces a los altares como mártir. Les sale más barato así al Vaticano.
Gustavo Álvarez Gardeazábal
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