La tablet de Julián Bedoya, o el bono regalo que entregó el candidato a los periodistas que asistieron al almuerzo de celebración del día clásico, donde lanzó su candidatura, dejó ya cinco desempleados.

Según lo dijeron la coordinadora periodística de RCN Radio, Esperanza Rico, y el director de la FM , Luis Carlos Vélez, fueron «expulsados» de esa cadena radial Melissa Alvarez, Karen Ramírez, Danilo Arias, Guillermo Ospina y Rougeth Taborda, quienes asistieron a la fiesta y almuerzo donde entregaron la tablet de Julián Bedoya, o el bono de 800 mil pesos.

Se salvó, porque dijo que había devuelto la tablet, el programador musical «el clásico Herrera», según cuentan.

El viernes 3 de febrero, Julián Bedoya y su esposa, María del Pilar Rodríguez, invitaron a los periodistas de Antioquia a un almuerzo en el restaurante Andrés Carne de Res, donde también llegaron dirigentes políticos y los directores comerciales y vendedores de todas las emisoras de la ciudad, y en el evento entregó tablet a los asistentes y bonos regalo, antes de anunciar que se uniría con Carlos Andrés Trujillo, el jefe conservador, para aspirar a la Gobernación de Antioquia.

El evento, según el diario El Colombiano, le costó a Julián Bedoya cerca de 400 millones de pesos.

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¿Cuál es la ética de los periodistas de Bogotá?

La expulsión de esos cinco empleados de RCN generó preguntas sobre cuáles reuniones con políticos son buenas o malas para los periodistas de Bogotá, porque, hasta el momento, no han criticado el almuerzo y regalo que entregó el alcalde de Envigado a los periodistas, tampoco la ancheta que mandó la Gobernación de Antioquia y menos la fiesta y «regalo sorpresa» que dará Empresas Públicas de Medellín, esta semana, en honor al día del periodista.

Y eso que son solo tres ejemplos, entre muchas reuniones que se cumplieron en los últimos 15 días.

Tampoco, que se sepa, tomaron similar acción de echar a los periodistas cuando los «hermanos Nule» le regalaban carros a las periodistas de Bogotá o los presidentes otorgaban emisoras y canales de televisión a otros de ellos.

O cuando Pacific Rubiales «cedió» ante las noticias diarias, todas negativas y en contra, de un periodista de radio de Bogotá.

Y menos han rechazado o «echado» a periodistas que reciben el viaje, el hotel y la comida, todo pago, que les da la Presidencia en los vuelos internacionales.

Aún así los «periodistas de altos cargos en RCN», celebraron la «echada», con indemnización incluida, de los cinco periodistas de RCN Radio:

¿Por qué echaron a Luis Carlos Vélez de Caracol Radio?

No es la primera ocasión en que Luis Carlos Vélez le da la espalda a un periodista.

Según EJE 21 en este artículo, fue famoso su intento de «reemplazar» a Darío Arismendi en Caracol Radio, (lo que finalmente llevó a su echada de esa cadena radial):

«… La única explicación que encontraban los colegas es que hubiera salido en malos términos de Caracol Radio, pero nadie en esa casa periodística daba indicios de que haya sido así. Pues en una tertulia con colegas en sector de la calle 85 nos encontramos con la verdad.

Unos dos días antes de la salida de Vélez, éste tuvo un almuerzo con unos representantes del grupo Prisa.

Después de hablar varios temas del escenario internacional y nacional, se llegó el tema de algunos posibles cambios y ajustes en Caracol Radio, y el joven salió con la perla de que él podía con eso, que se pondría al frente de capitanear ese gran buque y que la solución era sacar a Arizmendi. Es decir que Vélez, en un acto de deslealtad y traición, pidió la cabeza de su jefe. Pues dentro de los asistentes había una persona muy cercana Arismendi, quien de inmediato le compartió la propuesta con la que había salido el joven Luis Carlos. A Arismendi quedó “Plop” y de inmediato ordenó cortarle todos los servicios a Judas…», dice el escrito.

A pesar de esos ejemplos propios, los periodistas de Bogotá siguen legislando para el país.

La delgada línea de las «relaciones» entre gobernantes y ciudadanos, políticos y periodistas, profesionales y pacientes, de todas las ramas del saber humano, es, como su nombre lo indica, muy delgada y cada cual, desde su ética, será responsable por traspasarla.

Lástima, eso sí, que se murió Samuel Moreno, para que hubiera aportado algo a esta discusión.