Federico Gutiérrez se apareció en el barrio castilla para anunciar que “recuperará a Medellín”, lo que NO dijo es que él es culpable de que Daniel Quintero sea alcalde.

En la campaña a la Alcaldía de Medellín, del año 2019, competían Alfredo Ramos Maya, el favorito, Daniel Quintero, el “aparecido”, y Santiago Gómez, el “elegido” por Federico Gutiérrez para que lo sucediera (hasta crearon un movimiento llamado Seguimos Contando con VOS).

Muchos líderes, muchísimos, le pidieron a “fico” que quitara a su candidato, pero él nunca quiso hacerlo por el odio que tenía contra Ramos Maya.

Santiago Gómez recogía mucho de “fico”, su soberbia, su creer que eran los reyes de la fiesta, su creencia de que la ciudad “los amaba” y los respaldaría contra todo y contra todos y, sobretodo, muchos secretos de cómo se manejaba la administración (secretos que hoy en día han demostrado su peligrosidad para el jefe y el que los guarda).

Pero no era así, los propios funcionarios del municipio recuerdan que el mayor “gesto” de humildad de Santiago Gómez era bajar a la terraza del piso 5 de la Alcaldía de Medellín, donde almuerzan la mayoría de empleados, y sentarse en una mesa, eso sí, sus dos escoltas se sentaban frente a él, para que nadie más la ocupara.

Finalmente, Daniel Quintero, a quien todos en Medellín llaman el nuevo samuel moreno, obtuvo 303.420 votos, Alfredo Ramos Maya 235.105 y Santiago Gómez 95.163 votos, los que habrían ayudado a que Ramos Maya ganara fácilmente.

Así, Federico Gutiérrez le entregó la ciudad a Daniel Quintero y quemó a su escudero, a quien hoy se le ve constantemente caminando del centro comercial Oviedo hacia el norte y luego del centro comercial Oviedo hacia el sur. No quedó Alcalde, pero si millonario, o al menos bien acomodado.

¿Federico Gutiérrez el salvador de Medellín?

Esa historia no la contó esta mañana de martes Federico Gutiérrez, el salvador de Medellín, cuando anunció que “No buscaremos dividir, sino por el contrario unirnos para trabajar por el progreso de la ciudad”.

Pero, olvidó “el salvador de Medellín”, que en la ciudad siguen frescos los escándalos de su administración.

Por eso, habría que preguntar si con Federico Gutiérrez volverán a Medellín los negocios de la administración con “la oficina” y los combos para que “entreguen dos o tres lavaperros” que se robaron un rolex falso y una billetera y que, con su «captura» logran que él aparezca como el dueño de la seguridad, o falsa seguridad, de Medellín.

Habría que preguntarle si “volverán las comisiones de éxito a Conconcreto, por 70 mil millones de pesos ($ 70.000.000.000), por Hidroituango, aunque internamente la hidroeléctrica se le estuviera cayendo a la constructora (“premio” que finalmente no pudo entregar ante la presión de la opinión pública).

También, tendría que responder si su hermana volverá a los cargos directivos de UNE – Tigo.

¿Volverán las presiones a los contratistas del Inder? ¿Y los contratos millonarios a Eduardo Silva Meluck y Juan Carlos de la Cuesta?, hoy integrantes de su lista al Concejo de Medellín.

¿Volverán Mateo y sus “bodegas” para atacar a ciudadanos, periodistas y concejales que no le crean a “san fico”?

Quizá, por eso mismo, por necesitar concejales “dóciles”, es que su lista al Concejo la integran, en un 90 por ciento, “influencer” o “youtuber” que están seguros que Medellín empieza en Facebook  y termina en Instagram.

¿Quién es el Federico Gutiérrez que se lanza a la Alcaldía?

Además, hay que preguntar si ¿Volverán los pronunciamientos de la FLIP (Fundación Para la Libertad de Prensa) pidiéndole que respete a los periodistas y los artículos dónde le preguntaban por sus nexos no santos?

¿Volverán con fico, el salvador, los contratos anuales de 132 mil millones de pesos, ($ 132.000.000.000) con los medios de comunicación para que digan que es “el mejor” y oculten sus escándalos?

¿Volverá ese Federico Gutiérrez? O ¿el que vuelve es un candidato y gobernante más maduro?, sobre todo después de sufrir los ataques simultáneos de un guerrillero y terrorista, de un viejo loco y de bodegas digitales, esas mismas bodegas que él creó para agredir a sus opositores, y que lo “aterrizaron” cuando ya se creía Presidente de Colombia.

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